Por Lic Florencia Chiarello
A lo largo de la vida, mudarse es un desafío. Es uno de los eventos más estresantes. Implica que hagamos muchas acciones y tareas que requieren tiempo y esfuerzo. Pero también a la hora de hacerlo, se ponen en juego una tormenta de emociones que nos perturban y no sabemos cómo manejar.
En el caso de las personas mayores, existen motivos por los cuales decide mudarse pero también emociones específicas que acompañan.
En cuanto a los motivos, se encuentra la pérdida de la pareja con la que se convivió durante muchos años, en algunos casos hasta 50 o 60 años, lleva a que la persona, muchas veces acompañada o motivada por su familia o entorno, decida mudarse. Esto se debe a que sienten que no pueden seguir habitando un lugar que se compartió con la persona que ya no está a su lado, o el espacio les queda grande. Otro motivo puede ser la presencia de mayores limitaciones físicas en la persona, que hacen que no pueda subir o bajar escaleras como lo venía haciendo, o atravesar distancias largas o simplemente el baño o las habitaciones cuentan con muchas barreras físicas (escalones, puertas angostas, muchos o pocos metros cuadrados, etc) que son difíciles de sortear. En otros casos, hay personas mayores o parejas que deciden mudarse a espacios más chicos porque sienten que una casa donde ya no viven sus hijos, les queda grande.
Hasta acá desarrollé algunos de los tantos motivos que pueden llevar a una persona mayor a mudarse. Sin embargo, es menester exponer las emociones que emergen desde que se decide el cambio hasta el momento en que se concreta. Mudarse no sólo conlleva tomar decisiones concretas o materiales sino también la vivencia de emociones particulares. De hecho, cuando una persona tiene que vender su casa, no es lo mismo imaginarlo que vivir la primera visita de un interesado/a a su casa. Las emociones son ambivalentes ya que por un lado, se concreta lo que se quiere pero por el otro, se acerca la posibilidad de venta y de que el cambio finalmente se concrete. Personas que han perdido a su pareja o simplemente parejas que deciden hacer un cambio, por lo general, han vivido en esa casa por muchos años y han construido una familia o historia con recuerdos, anécdotas y momentos significativos de cada ciclo vital. Por tal motivo, desprenderse de una casa, implica traer y al mismo tiempo dejar todo eso. De esta forma, mudarse puede generar alegría, motivación pero también angustia y tristeza.
Entonces ¿qué hacer y cómo transitar esto? Te dejo algunas recomendaciones que te pueden servir:
*Escribí cuáles serían las pérdidas pero también las ganancias de ese cambio;
*Si sos un familiar que acompaña en el cambio, no sobreprotejas a la persona, deja que pueda decidir según sus tiempos y emociones. Acompaña dejando que exprese qué siente en cada momento.
*Es importante que la persona tenga una participación activa desde el momento de decidir la mudanza hasta el momento de concretarla.
* En el momento de decidir, preguntate qué es importante para vos. Por ej que haya supermercados cerca, que sea cercano a tus familiares, que el barrio cuente con espacios socio-recreativos, etc.
* Hace un listado de los objetos que consideras que queres conservar y aquellos de los que queres deshacerte ¿qué harías con ellos? Por ej donarlos o regalarlos.
* No anules ni reprimas tus emociones, trata de compartirlas con otros. En caso de que no te animes, escribilas en un papel.
No dejemos que las emociones sigan de largo, detenernos a pensar porqué nos sentimos como nos sentimos, puede ser liberador.
¿Estás pasando o pasaste por esta situación? Me interesa conocer tu experiencia.